El impresionismo nació en Francia alrededor de 1870. Los cuadros están confeccionados con pinceladas rápidas. El artista intentaba plasmar la primera impresión que tenemos de la realidad después de una observación rápida. El pintor no mezcla colores en la paleta sino que es el observador del cuadro quien con su pupila mezcla esas pinceladas. El ímpetu y la rapidez de sus cuadros ponen de manifiesto los cambios vertiginosos de la revolución industrial.
Las figuras más destacadas del impresionismo fueron: Monet, Degas, Renoir, Pisarro y Sisley.
Después de que el impresionismo arraigara con fuerza en Francia, éste comenzó a extenderse por otros países europeos.
El impresionismo evolucionó a formas artísticas más personales dando lugar al Postimpresionismo. Los postimpresionistas siguieron utilizando colores vivos, pinceladas distinguibles y temas de
la vida real, pero intentaron llevar más emoción y expresión a sus obras. Aunque basaron su obra en el uso del
color tal y como lo hicieron los impresionistas. Los postimpresionistas presentaron una visión más
subjetiva del mundo. Las figuras más relevantes de este Postimpresionismo fueron: Cézanne, Toulousse- Lautrec, Gaugin y Van Gogh.