jueves, 13 de mayo de 2010

PLASENCIA MEDIEVAL - Lectura comprensiva.

La fundación de Plasencia por el rey Alfonso VIII se sitúa hacia el año 1186  aunque el lugar ya estaba ocupado desde tiempos prehistóricos, siendo llamado "Dulcis Placida" durante la etapa romana.
La fundación de  Plasencia por parte del rey Alfonso VIII tuvo carácter defensivo  ya que la invasión árabe de la Península afectó también a Plasencia, y los avances de la llamada reconquista cristiana la convirtieron en tierra de frontera, constantemente disputada entre cristianos y musulmanes. A los dos años de su fundación, Plasencia ya tienía sede obispal, lo que indica su alto rango de  ciudad, así como de jurisdicción sobre otras poblaciones como Medellín y Trujillo. Parece ser que, en 1196, la debilidad de sus murallas favoreció un ataque almohade. Estos consiguieron tomar la ciudad, aunque un año más tarde volvería a manos de Alfonso VIII. Muy poco después, en 1201, las murallas fueron definitivamente construidas, con un alcázar de planta cuadrada en lo más alto. Las murallas llegaron a tener más de 70 cubos, de los cuales,  sólo 20 han llegado hasta nosotros. También contaban con 7 puertas -cuatro se mantienen- y dos postigos, los de Salvador y Santa María. La muralla debía dar cabida no sólo a los habitantes de la ciudad, sino también a sus ganados y enseres en caso de peligro.
   El casco histórico de Plasencia responde al modelo cristiano medieval de ordenación radioconcéntrica, donde las calles principales llevan una disposición radial y unen las puertas con la Plaza Mayor, y las secundarias, con dirección concéntrica, enlazan las vías principales.  Con el paso del tiempo, Plasencia aumentó su importancia económica, como paso obligado de los rebaños trashumantes y como activa localidad comercial, aunque su mayor desarrollo se producirá durante los siglos XV y XVI.
      A lo largo de la Baja Edad Media  Plasencia vivió un floreciente momento en el que se potenció la actividad constructiva, con la remodelación o edificación de casas fortaleza, conventos, hospitales, parroquias y la última fase de la Catedral Vieja que se había comenzado en el siglo XIII. Se edificaron conventos  como los de las Ildefonsas,  Santa Clara, San Francisco o de San Vicente Ferrer, casas solariegas como la de los Carvajales y la de los Zúñiga y hospitales como el de Santa María, el de la Merced y el de apestados de San Lázaro.
   Pero será el siglo XV un periodo clave de la historia de la ciudad donde los comportamientos  feudalizantes de la Edad Media desembocan en el periodo señorial, en el cual Plasencia es cedida por el Rey Juan II a la familia de los  Zúñiga y pasa de una jurisdicción de realengo a otra de señorío, entre los años 1442 y 1488. Este cambio fue aceptado pacíficamente por gran parte de la población y de la nobleza.
     La elección de Alvaro de Zúñiga, Conde de Plasencia,  a favor de Dª Juana la Beltraneja en sus pretensiones a la corona de Castilla frente a Isabel la Católica, justificará el enfrentamiento contra su sucesor por parte de algunos linajes de caballeros que habían ido adquiriendo importancia en Plasencia durante el periodo señorial, caso de los Carvajales, hasta la vuelta de la ciudad al seno real. Esta vuelta a la jurisdicción de realengo fue ratificada con la presencia de Fernando el Católico en Plasencia  el 20 de Octubre de 1488.  
    A lo largo del siglo XVI, Plasencia conseguirá un aumento de población espectacular cifrándose en torno a los 10.000  habitantes. Pero algunos hechos tuvieron honda repercusión en la ciudad tales como las consecuencias  de la expulsión de los judíos en 1492, cuya actividad artesanal y financiera se dejó sentir tras su salida. Las revueltas comuneras se manifestaron en Plasencia como una rivalidad entre familias y clanes, así los Zúñigas partidarios del emperador Carlos V se enfrentan a los comuneros Carvajales, lo que supuso el reencuentro de la familia Zúñiga con la Corona. La venida de Carlos V a las cercanías de la ciudad (Monasterio de Yuste), sin duda,  al amparo de sus amigos personales, como eran D. Luis de Avila y Zúñiga, Marqués de Mirabel,  y el Conde de Oropesa, puso en contacto a la ciudad con personalidades relevantes de la época.

Actividades:
1. Explica el significado de los términos marcados en color azul en el texto y busca información sobre las expresiones y nombres propios marcados en el mismo color.
2. Resume el texto en unas 10 líneas utilizando tus propias palabras.
3. Escribe el nombre de de los lugares que aparecen en las fotografías. 

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