Lee este cuento de Don Juan Manuel (El conde Lucanor) y responde a las preguntas:
Don Juan Manuel |
Lo que ocurrió a un hombre que por
pobreza y falta de otro alimento comía
altramuces
Otro día hablaba el Conde Lucanor con Patronio de este modo:
-Patronio, bien sé que Dios me ha dado tantos bienes y mercedes que yo no
puedo agradecérselos como debiera, y sé también que mis propiedades son ricas y
extensas; pero a veces me siento tan acosado por la pobreza que me da igual la
muerte que la vida. Os pido que me deis algún consejo para evitar esta congoja.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que encontréis consuelo cuando eso
os ocurra, os convendría saber lo que les ocurrió a dos hombres que fueron muy
ricos.
El conde le pidió que le contase lo que les había sucedido.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, uno de estos hombres llegó a tal
extremo de pobreza que no tenía absolutamente nada que comer. Después de mucho
esforzarse para encontrar algo con que alimentarse, no halló sino una escudilla
llena de altramuces. Al acordarse de cuán rico había sido y verse ahora
hambriento, con una escudilla de altramuces como única comida, pues sabéis que
son tan amargos y tienen tan mal sabor, se puso a llorar amargamente; pero, como
tenía mucha hambre, empezó a comérselos y, mientras los comía, seguía llorando y
las pieles las echaba tras de sí. Estando él con este pesar y con esta pena,
notó que a sus espaldas caminaba otro hombre y, al volver la cabeza, vio que el
hombre que le seguía estaba comiendo las pieles de los altramuces que él había
tirado al suelo. Se trataba del otro hombre de quien os dije que también había
sido rico.
»Cuando aquello vio el que comía los altramuces, preguntó al otro por qué se
comía las pieles que él tiraba. El segundo le contestó que había sido más rico
que él, pero ahora era tanta su pobreza y tenía tanta hambre que se alegraba
mucho si encontraba, al menos, pieles de altramuces con que alimentarse. Al oír
esto, el que comía los altramuces se tuvo por consolado, pues comprendió
que había otros más pobres que él, teniendo menos motivos para desesperarse. Con
este consuelo, luchó por salir de su pobreza y, ayudado por Dios, salió de ella
y otra vez volvió a ser rico.
»Y vos, señor Conde Lucanor, debéis saber que, aunque Dios ha hecho el mundo
según su voluntad y ha querido que todo esté bien, no ha permitido que nadie lo
posea todo. Mas, pues en tantas cosas Dios os ha sido propicio y os ha dado
bienes y honra, si alguna vez os falta dinero o estáis en apuros, no os pongáis
triste ni os desaniméis, sino pensad que otros más ricos y de mayor dignidad que
vos estarán tan apurados que se sentirían felices si pudiesen ayudar a sus
vasallos, aunque fuera menos de lo que vos lo hacéis con los vuestros.
Al conde le agradó mucho lo que dijo Patronio, se consoló y, con su esfuerzo
y con la ayuda de Dios, salió de aquella penuria en la que se encontraba.
Y viendo don Juan que el cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e
hizo los versos que dicen así:
Por padecer pobreza nunca os desaniméis,
porque otros más pobres un día encontraréis.
porque otros más pobres un día encontraréis.
FIN
ACTIVIDADES:
a) ¿Cuál es el problema que tiene el conde Lucanor? ¿Qué le responde Patronio?
b) En todos los cuentos de El conde Lucanor se distinguen tres partes:
- El conde plantea un problema a Patronio
- Patronio relata un cuento relacionado con el problema y le da un consejo al conde.
- Se resume la enseñanza o moraleja en dos versos.
Localiza tú estos tres momentos en el cuento X.